Últimamente, se ha hablado de la sensibilidad y fragilidad que muchos niños presentan al momento de enfrentarse a un reto, un proyecto o un resultado negativo.
Así mismo se observa en el desfallecimiento ante el primer intento, las experimentaciones fallidas o la simple idea de no poder.
¿De dónde proviene esta fragilidad? ¿Son acaso los padres inconscientemente culpables por este tipo de mentalidad en sus hijos?
La Doctora y psicóloga estadounidense Carol Dweck en su libro Mindset: La actitud del éxito, nos habla en detalle sobre las diferencias entre la mentalidad fija y la mentalidad de crecimiento.
La mentalidad de crecimiento es la creencia de que nuestra inteligencia y habilidades se pueden mejorar con esfuerzo, trabajo y con las estrategias adecuadas. Por el contrario, una mentalidad fija, es la creencia de que nuestra inteligencia y habilidades están apoyadas en nuestros atributos personales y son fijos o inamovibles.
La mejor manera de enseñar una mentalidad de crecimiento a un niño es trabajar para desarrollar la tuya. Después de todo, los niños aprenden mucho más de su comportamiento y actitudes, observando a los adultos presentes en sus vidas.
Intenta aplicarlo en la realización de retos en tus hijos; En lugar de decir:
“Esto es demasiado difícil”, intenta: “Esto es difícil para mí; Supongo que mejor sigo practicando “.
En lugar de: “No puedo hacer esto”. Prueba con: “Todavía no he aprendido cómo hacerlo, lo intentaré”.
Enséñale a aprender, a ver los errores o fracasos como parte de un proceso natural de aprendizaje. En lugar de elogiar sus habilidades como rasgos fijos de su personalidad, elogia el esfuerzo y el proceso que han llevado a cabo para realizar una tarea. En lugar de: “Eres tan inteligente”, elogia el esfuerzo que pone en realizar la tarea: “Trabajaste muy duro para resolver ese problema”. Así, los niños no crecerán con conceptos y creencias limitantes sobre sí mismos. Tendrán toda la vida por delante para construir y reparar su confianza personal
En otras palabras, no está mal expresar tu felicidad por los logros de tus hijos, no obstante, cuestionar la inteligencia y el carácter tendrá efectos permanentes en ellos. Con la mentalidad de crecimiento aprendes y enseñas que en todo proceso, hay fracasos y aprendizajes.
Es probable que los niños de ahora no sean los únicos sujetos a rechazar el fracaso y percibirlo de forma negativa. ¿Qué hay de nosotros? ¿Con qué mentalidad hemos sido criados? No es tarde para transformarla.